SIBO no es tan conocido entre la población ya que esta enfermedad consiste exactamente en el Sobrecrecimiento bacteriano del intestino delgado.
Nuestro intestino tiene un gran número de microorganismos en su interior localizados sobre todo en el intestino grueso, cada uno de estos microorganismos tiene una función específica, una cantidad adecuada y una localización determinada lo que le permite una correcta salud intestinal.
La mayoría de estos microorganismos son bacterias. Pues bien, cuando aumenta el número de bacterias en el intestino delgado tenemos un SIBO.
Cuando tenemos muchas bacterias en el intestino delgado, estas van a fermentar los alimentos produciendo gases y otras sustancias que darán lugar a hinchazón, pérdida de apetito, dolor abdominal, diarrea o estreñimiento, náuseas, pérdida involuntaria de peso.
Los pacientes se encuentran mal, sus molestias a veces incapacitan para llevar una vida normal, sienten que todo lo que comen les produce molestias y dolor; en algunos sus diarreas son muy importantes, en otros es el estreñimiento el que les produce tantas molestias que acaban por no comer.
Algunas personas presentan mala absorción de grasas, carbohidratos, proteínas y vitaminas con lo que pueden llegar a la desnutrición.
Otros peregrinan por diversos especialistas y llegan a tener problemas de índole psicológica, ya que se sienten incomprendidos.
Para diagnosticar este síndrome se les prescribe un test de lactulosa o de lactitol. Este test consiste en ingerir una mezcla de este preparado con agua, para posteriormente soplar dentro de unas botellitas en una franja de tiempo determinada.
Al estilo de vida que llevamos, los alimentos ultra procesados han pasado a ser la fuente principal de nuestra nutrición, al poco tiempo que tenemos para preparar la comida, el no tener un horario fijo de comidas, a la pérdida de adherencia de la dieta mediterránea, etc. Son muchos los factores que influyen en el deterioro de nuestra alimentación.
En general la gente quiere alimentarse de forma saludable, pero piensa que tiene tiempo para mejorar su alimentación, que podrán hacerlo después, después del fin de semana, después de las vacaciones, si es joven cuando sea mayor… es algo que siempre se deja, porque piensa que siempre se puede empezar a comer de forma saludable.
Pero la verdad es que una buena alimentación. Con todo lo que ello implica, es la mejor medicina preventiva que tenemos.
Gracias al avance en el estudio de la microbiota intestinal y al interés de cada vez más médicos por el tema, se ha avanzado mucho y se les puede decir a los pacientes que su sintomatología se puede tratar y que se van a encontrar mucho mejor, que deben poner manos a la obra y junto con la ayuda de su médico trabajar para recobrar su bienestar.