Dos disparos para la maglia. Mikel Landa afronta el doble epílogo montañoso del Giro de Italia con la posibilidad de subirse a lo más alto del cajón. Después de que Joao Almeida tuviera que echar pie a tierra por COVID, el vitoriano ha asegurado el podio salvo hecatombre y afronta dos jornadas en las que habrá superar 7977 metros de desnivel antes de cruzar la meta de la Marmolada, la montaña más alta de los Dolomitas. El instante por el que el vasco suspiraba ha llegado.
Landa llega a las dos jornadas decisivas a 1:05 del líder Richard Carapaz. Nunca había alcanzado el momento clave de una gran vuelta tan cerca de un líder. 1:24 fue su mejor registro en el Tour 2017 en el que finalizó cuarto a un segundo de Bardet.
El momento clave del Giro arranca hoy con una etapa que obligará a apretarse a los favoritos. Se trata de una dura sesión de montaña con paso a Eslovenia. La jornada arranca picando para arriba y da paso a dos subidas exigentes como el Passo di Tanamea y el ‘esloveno’ Kolovrat que presenta un desnivel medio del 10% durante 10 km que se suavizan debido a una corta meseta a mitad de la subida.
“Hay un puerto muy duro aunque esté lejos de meta. Si hay una oportunidad, no la voy a desaprovechar”, dijo en Treviso el vasco dejando entrever su estrategia. Tras ello, el pelotón afrontará la ascensión al icónico santuario de Castelmonte y sus más de 1000 años de historia.
Los Dolomitas abrochan la montaña en el Giro con una etapa de cinco estrellas. 4.490 metros de desnivel repartidos a lo largo de 167 kilómetros que obliga a sortear tres auténticos colosos: el Passo San Pellegrino (1ª), el Passo Pordoi (Cima Coppi 2022), como colofón, la ascensión final a la Marmolada, el Passo Fedaia, de primera categoría, que no se escaló en 2021 a consecuencia del mal tiempo y que todos ven como juez de la actual edición.
Tras ello espera la crono de Verona. Corta y con el repuntón de la Torricella Massimiliana. Si se atiende a lo visto en la primera crono del Giro, Carapaz fue el más rápido, sacando cuatro segundos a Landa y a Hindley.
Con el equipo que más solvencia viene mostrando en la tercera semana, Mikel Landa está ante dos jornadas que suponen una oportunidad de oro para lograr el anhelo que persigue durante toda su carrera: subir al primer peldaño del cajón en una gran vuelta. El Landismo está más vivo que nunca y afronta la lucha final.