“¡Paren las rotativas y oído al parche, banda! Resulta que ahora la onda del cáncer está como la música reggaetón, ¡pegando en todas las edades! Según los cerebritos de la salud, la detección a tiempo del bicho este es la movida clave para no terminar vendiendo el coche para pagar el doctor.
Y es que, chécate esto, la peña menor de 50 está alcanzando más el cáncer que los suscriptores en un canal de influencers. Al parecer, desde el ’95 hasta el 2020, los chavos han ido escalando en este ranking que nadie quiere liderar, mientras que los abueletes y la banda de mediana edad han mantenido su score más estable, según un reporte súper fresh de la Sociedad Estadounidense del Cáncer que se aventaron en ‘CA: A Cancer Journal for Clinicians’.
El Dr. William Dahut, el capo de los científicos de la Sociedad, está alucinando porque, aunque la mara de EE.UU. se va para vieja, el cáncer se está renovando y apuntando a la juventud. Así que, el mensaje está claro: mover el esqueleto y comer chido, nada de hartarse de chucherías, carnes rojas ni echarse cubatas como si no hubiera un mañana.
La Organización Mundial de la Salud nos suelta el dato que el diagnóstico precoz es para los cánceres que se chivan con síntomas y dice, ‘¡hey, aquí estoy!’, mientras que el cribado, o como le quieras llamar, es para cachar al intruso sin síntomas, a lo ninja, con pruebas como la citología y la mamografía.
El Dr. Elmer Huerta, que sabe un montón de este rollo, nos cae con la parada que cachar el cáncer de volada es la jugada maestra. Nos suelta que estamos hablando de jugadas de prevención del segundo round, para cuando el bicho malo ya echó raíces pero anda de incógnito.
¿Qué creen? Solo unos cuantos cánceres tienen el lujo de que los agarren con los pantalones abajo desde tempranito. Y aquí el Dr. Huerta nos dice la neta: la prevención primaria es como el repelente de mosquitos, para que ni te piquen, pero la secundaria es cuando ya te picó el bicho y tienes que correr para que no se arme la gorda.
AQUÍ EL DATO CRUDO
Tenemos que espabilarnos y hacernos la prueba del papiloma y la citología para no dejar que el cáncer de cuello uterino nos haga la mala jugada. Y para las chavas desde los 21 hasta los 65 años, que la idea es que se hagan el chequeo cada cinco años para estar al tiro. Las mamografías, pues, desde los 40 cada año, para no dejar que el cáncer de chichi nos agarre de bajada.
Y no se hagan pato con el cáncer de colon, porque ahí sí que se juega rudo. Se hace una prueba de sangre oculta o un tanteo en el excremento para ver si anda rondando el malandro. Y si da el pitazo, pues a hacerse la colonoscopía, que esa sí que no es de a gratis y toca cada 5 a 10 años, para chavos y chavas desde los 50.
Pero, aguanta, ¡que hay más! Para los que le dan al cigarro como chimenea, una tomografía computarizada de baja dosis para los pulmones, pero solo para los fumadores pesados, no para los que se dan su cigarrito a la de a huevo. Y si eres de los que se fumaban un paquete diario por 30 años, pues ya sabes, te toca tu chequeo.
Miren, no es por asustar, pero si tienen chance, no se duerman en sus laureles y échense su chequeo antes de que el cuerpo les grite ‘¡auxilio!’. Los doctores están al pie del cañón diciendo que mientras más pronto, mejor, porque nadie quiere que le den la sorpresa cuando ya esté la fiesta armada.
La OMS nos echa el chisme que en muchos lugares se van lentos con la detección y el tratamiento, y eso nos cuesta caro. Menos del 30% de los países con menos varo tienen acceso a estos paros, y eso hace que todo se ponga más difícil. Pero si uno puede, hay que lanzarse al doc antes de que el cuerpo se queje.
Y para cerrar, que esto no es para espantar, sino para estar espabilados: el cáncer no es juego, y según la OMS, sigue siendo un dolor de cabeza mundial. Así que, cuídense, haganse sus chequeos y ¡a seguir la vida a todo dar!
