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Bronny James, Nada de Vivir a la Sombra del Rey

Chicago se paralizó el martes cuando Bronny James, sí, el hijo del mismísimo LeBron James, se plantó en el Draft Combine de la NBA rodeado de periodistas como si fuera el mismísimo centro de la atención en la hora del recreo.

El chaval, de 19 años y con un estilo tan relajado como el que más, se dejó caer en su silla como si estuviera en su casa viendo Netflix y soltó que aunque sea el retoño del Rey, no quiere que le echen flores solo por eso.

“Ni se les ocurra pensar que solo quiero jugar en el mismo equipo que mi viejo”, declaró Bronny mientras movía los hombros como si bailara en una fiesta. “Mi rollo es meterme en la NBA y ya está. No me hago líos con pensar en si mi papá está o no”.

El chico, que está dando sus primeros pasitos en la Universidad del Sur de California, dejó claro que él está para hacer su propia historia y no para vivir de los laureles del padre.

“Eso de las comparaciones con mi viejo es como si me dicen que soy igualito al Príncipe Harry solo porque mi padre es rey del baloncesto”, soltó entre risas Bronny. “Yo soy yo, Bronny James, y quiero que me vean por lo que hago, no por el ADN que tengo”.

Bronny, que suena a apodo de barrio más que a nombre oficial, explicó que ha estado en contacto con LeBron, quien le ha dado ánimos como buen padre, pero que él está enfocado en escribir su propia historia en la NBA, aunque eso signifique salir del cojín protector del apellido James.

El chaval, que se está ganando la fama de ser tan pícaro como su padre en la cancha, dejó en claro que su corazón de baloncesto late por él mismo y no por las sombras del Rey.

Y si alguien pensaba que las cosas eran fáciles para Bronny, se equivocaba de medio a medio. El muchacho ha tenido que superar obstáculos mayores que una defensa cerrada para llegar hasta aquí. Hace nueve meses, tuvo un susto de muerte con un paro cardíaco y un problemilla en el corazón. ¡Pero mira tú por dónde, aquí está, más sano que una manzana!

“Estar de vuelta en la cancha es como si me hubiera sacado la lotería después de haber perdido el billete”, comentó entre sonrisas. “Pero es que yo siempre he sido de los que no se rinden ni aunque llueva piedras”.

Bronny, que tiene una sonrisa más ancha que la del Joker, reconoció que la temporada pasada en la USC fue un poco regular por culpa de esos problemillas del corazón. Pero el chaval no se amilana y dice que ya está para jugar como si no hubiera un mañana.

“Mis viejos siempre me han apoyado como si fuera el último plato de comida en la Tierra”, soltó con gratitud. “Y aunque todavía me quedan dudas rondando por la cabeza, el amor por el juego me llena hasta los huesos”.

El chaval tiene hasta finales de mayo para decidir si se lanza al Draft de la NBA o si se queda un rato más en la universidad, pero de algo está seguro: va a tomarse su tiempo, como quien saborea un buen plato de arroz con pollo.

“Así que ya sabéis, voy a pensar más que un filósofo en un parque antes de decidirme”, dijo con una sonrisa pícara.

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