¡Qué tranza, banda! Agárrense, porque el tío Joe Biden, sí, el mismísimo jefe de la Casa Blanca, se ha puesto las pilas y firmó una orden ejecutiva este martes 4 de junio para que en la frontera sur, la cosa se ponga más dura que el corazón de tu ex. La idea es reducir las entradas a lo bestia y deportar en chinga a todos los que no pasen unos estándares de asilo más estrictos que los requisitos para entrar al club más fresa del barrio.
“Esto nos va a ayudar a poner orden en nuestra frontera y restablecer el desmadre del proceso”, dijo Biden, sacando pecho.
La medida se mantendrá en pie hasta que los migras bajen la guardia y el número de personas intentando cruzar ilegalmente se reduzca a un nivel que nuestro sistema pueda manejar sin problemas. O sea, hasta que el agua se calme, papá.
Y es que, después de estar hasta la coronilla con los intentos fallidos de un acuerdo en el Congreso, Joe dijo: “Me vale cheto la obstrucción republicana”, frente a los medios, y agregó que hará lo que pueda con el poder que tiene para arreglar el show en la frontera.
¡Y ojo, que esto entra en acción ¡YA!
En abril, los arrestos en la frontera promediaron 4,300 al día, casi como si fuera una kermés de detenciones.
¿Y Qué Dice la Ley?
Para levantar estas restricciones, los arrestos tienen que bajar a un promedio de 1,500 por día durante 14 días. Si llegas cuando la cosa está heavy, tendrás que demostrar una “posibilidad razonable” de que te van a torturar o perseguir si te regresan a tu país. Y si no convences a los polis, pues, al siguiente vuelo a casa, amigo.
Los que sean de México, Cuba, Haití, Nicaragua y Venezuela, serán devueltos directo a México, gracias a unos acuerdos previos entre los dos países. Los que lleguen de otras partes, como Colombia o Ecuador, se van en vuelos de deportación. ¡Qué ofertón, eh!
¿Jugada Electoral?
Mientras Donny Trump, el merolico republicano, anda con su discurso de odio, la administración de Biden –con la vicepresidenta Kamala Harris al mando– intenta mantener una postura más tranqui. Pero esta nueva movida no asegura los votos que los demócratas necesitan.
Según una encuesta del Pew Research Center, la inmigración es uno de los temas más importantes para los votantes. Biden lleva rato queriendo cambiar la ley migratoria en el Congreso, pero los republicanos no se dejan, y Trump usa esto para mantener el chisme caliente.
Reacción de Trump
Por supuesto, Trump no perdió tiempo para ladrar, diciendo que la medida de Biden es una “amnistía”, sin aclarar para quién. Además, aseguró que los “inmigrantes ilegales de Biden” están asolando EE. UU. y causando una ola de criminalidad, aunque numerosos estudios lo desmienten.
“Nunca demonizaré a los inmigrantes”, respondió Biden, recordando que EE. UU. es un país de migrantes. Añadió que para proteger a EE. UU. como una tierra de acogida, primero hay que asegurar la frontera.
¿Y Qué Dice AMLO?
El presidente saliente de México, AMLO, no se pronunció directamente sobre la orden de Biden, pero reiteró que su posición es que se atiendan las causas de la migración, y nada de muros ni militarizar la frontera. Dice que tiene pendiente una llamada con Biden para ver qué onda.
Claudia Sheinbaum, la presidenta electa de México, será quien deba lidiar con estas políticas migratorias del vecino del norte, y aún no se sabe quién va a ganar allá.
¡Así que ya saben, banda! El tío Biden no se anda con jueguitos, y la cosa en la frontera se va a poner más dura que aprobar matemáticas después de un puente.
