Bueno, señores y señoras, agárrense porque esto se puso buenísimo. Resulta que nuestro velocista de los Dolphins, el mismísimo Tyreek Hill, tuvo un encontronazo bien heavy con la ley. Sí, como lo oyen, el hombre que corre más rápido que el WiFi se metió en tremendo lío por… ¡subir la ventana de su lujoso McLaren! Sí, ¿se imaginan? Uno pensaría que lo complicado sería el precio de la gasofa, pero no, aquí el problema fue el botoncito de la ventana.
Todo pasó antes del juego del domingo, cuando Hill iba a todo gas (37 km/h, pero qué va, es un McLaren, se ve rápido aunque no lo sea) por la autopista de Miami-Dade. Dos polis en moto lo ven, prenden las luces y zas, lo paran. Ya saben, el típico “señor, baja la ventanita”. Y Tyreek, en plan superestrella, les entrega su licencia, pero con estilo, diciendo “¡No me toques mi ventana!”. ¡Ojo! El hombre ya andaba con actitud.
Aquí es donde se pone bueno el chisme. Después de soltarles esa joya, nuestro amigo Tyreek, ni corto ni perezoso, decide subir su ventana de nuevo. El poli le dice: “Baja la ventana, bro”. Y Tyreek, en plan diva, suelta: “No me digas qué hacer” y vuelve a subir la ventana. ¡MOMENTO! Cringe total.
Los polis, como buen drama, se mosquean y después de unos segundos tensos, uno de ellos le suelta algo así como “O bajas la ventana, o te saco del coche, papá”. Y claro, ¿quién cree que ganó ese round? Spoiler: No fue Tyreek. El poli abre la puerta, lo agarra del brazo y de la cabeza, y pum, lo tira al piso. Tyreek, que no tenía idea de qué le acababa de pasar, se queda en plan “Bro, ¿en serio?”.
Para colmo, el pobre Hill, que andaba un poco jodido por unas lesiones (recordemos que es una bestia en el campo, pero sigue siendo humano), no se movió lo suficientemente rápido para los polis, y claro, eso no ayudó. “¡Me están arrestando, Drew!”, gritó por su celular, probablemente llamando a su agente o al encargado de seguridad del equipo. ¿Y quién no haría lo mismo? Porque aquí la cosa estaba que ardía.
Al final, el pobre Tyreek terminó esposado, con uno de los polis haciendo la movida clásica de ponerle la rodilla en la espalda. Pero nuestro chico, manteniendo la calma dentro de lo que cabe, les dijo algo como “Llévenme a la cárcel, o hagan lo que quieran”.
¿Y qué pasó después? Bueno, al rato, su compañero de equipo, Calais Campbell, aparece en escena, como si fuera una película de acción, estaciona su camioneta y pregunta qué demonios está pasando. Spoiler número dos: ¡también lo esposaron! Porque claro, en esta historia nadie se salva.
La cosa terminó con Hill y Campbell siendo liberados después de recibir un par de citaciones. ¿Y el poli que armó el show? Puesto en licencia administrativa. Ahí lo tienen. ¡Ah! Y para los que se lo preguntan, el entrenador de los Dolphins casi suelta una lagrimita en la conferencia de prensa al hablar del incidente. ¡Así de intenso estuvo!
En resumen, amigos, si tienes un McLaren, no subas la ventana frente a los polis en Miami, o podrías acabar protagonizando tu propio reality show.
