Ahora sí, papá gobierno se puso modo Thanos: juntó todas las piedritas del poder y está listo pa’ chasquear los dedos y hacer que hasta la oposición desaparezca con solo un decreto. Venezuela amaneció este lunes con el mapa pintado de rojo-rojito, la oposición hecha trizas y Maduro celebrando como si hubiera ganado el Mundial (spoiler: no fue así).
La vaina es que el domingo se tiraron unas elecciones regionales y parlamentarias en las que, sorpresaaaaa… ¡ganó el chavismo! 😱 ¿Nadie lo vio venir? Nah, ya todo el mundo sabía cómo iba a terminar este episodio. Lo que no se sabía era qué tanto iba a apretar Maduro el puño, y pues spoiler alert: lo apretó como si estuviera exprimiendo el último limón pa’ una limonada revolucionaria.
🗳️ ¿Qué pasó el domingo?
Se lanzaron unas elecciones adelantadas (porque sí, porque les dio la gana), donde se eligieron gobernadores, diputados y hasta un gobernador para el Esequibo —ese pedazo de tierra que Venezuela viene peleando con Guyana desde que Bolívar usaba flip phone.
Y el resultado fue un arroz con mango, pero rojo:
- De 24 gobernaciones, el chavismo se quedó con 23.
- En la Asamblea Nacional, el PSUV y su combo sacaron más del 80% de los votos.
- La participación, según el CNE, fue del 42%, pero hay expertos que dicen: “ezo e’ mentira, primo”, y que no llegó ni al 26%.
En muchos centros había más militares que gente votando, y eso que los milicos no votan dos veces (o eso creemos).
🧠 ¿Y ahora qué va a hacer Maduro con tanto poder?
Bueno, mi ciela, con la Asamblea Nacional bajo su ala y el país como tablero de Risk, Maduro puede hacer lo que le dé la gana… literalmente. Según la politóloga Carmen Beatriz Fernández, ya está cocinando una reforma constitucional a su medida, pa’ dejar todo bien blindado y seguir reinando con más flow que nunca.
¿Y cómo lo haría? Fácil, con mayoría parlamentaria puede cambiar la Constitución artículo por artículo como quien le cambia la letra a una canción de Bad Bunny. O sea, no necesita ni convocar a una Constituyente como antes. Basta con un “¿Quién vota a favor?” entre sus panas diputados y listo, ley nueva.
Encima, el tipo dijo que viene una “reingeniería electoral” pa’ “perfeccionar el sistema”. Traducción: más trabas, más controles y más QR borrados. O sea, democracia edición dictadura deluxe.
😵 ¿Y la oposición? ¿Dónde está? ¿Qué hace?
La oposición, papi, está como reggaetón del 2005: rota, repartida y cada quien con su tumbao’.
- María Corina anda en modo ninja, entre clandestinidad y TikToks de resistencia.
- Juan Pablo Guanipa, su pana político, preso y desaparecido más que tu ex tóxico.
- Henrique Capriles y Stalin González sí entraron a la Asamblea, pero sin mucha gasolina política. No tienen peso ni en Caracas ni en la embajada gringa.
La realidad es que la oposición está cortada como pizza mal picada: todos en la misma caja pero sin ponerse de acuerdo pa’ ver quién se come el pedazo con más queso. Y el madurismo, feliz viendo cómo se sacan los ojos mientras reparte cargos como cotillón en bautizo chavista.
Ah, y los partidos grandes de antes (Primero Justicia, Voluntad Popular, Acción Democrática, etc.) intervenidos, volteados, zombificados, ahora son como franquicias de ellos mismos pero con gerentes impuestos por el Tribunal Supremo de “Justicia”.
🎭 ¿Esto es nuevo o más de lo mismo?
Un poquito de las dos. Sí, ya hemos visto a Maduro quedarse con todo. Pero esta vez es más descarado:
- Ya ni hacen el esfuerzo de parecer democráticos.
- No hay QR, no hay auditorías, no hay transparencia.
- Hay más detenciones, más miedo, más silencio.
- Y lo peor: hay más resignación, más “bueno, ¿y qué vamos a hacer?”.
Ana Milagros Parra, otra politóloga con el radar prendido, dice que esto no se trata de ganar más poder, sino de prolongar lo que ya tienen hasta que se mueran de viejos en el poder. El objetivo no es cambiar, sino aguantar. Es como cuando limpias solo lo que se ve antes de que llegue visita.
