Identificado por el exmandatario José Mujica como una especie de sucesor, el actual intendente de Canelones (sur de Uruguay), Yamandú Orsi, confiesa que “a veces imagina” ser el político que devuelva a la izquierda a la Presidencia del país, lo que consideraría “un orgullo”.
Docente de formación y dedicado a la política por “la posibilidad de transformar la realidad”, el político hablo sobre el tema.
En ese punto limítrofe entre su departamento (provincia) y el de Montevideo, Orsi observa con “cautela” una reciente encuesta que lo sitúa, entre un mar de indecisos (un 30 %), como “el próximo presidente” de Uruguay, con un 18 % de apoyo, 8 puntos más que el actual secretario de Presidencia, el centroderechista Álvaro Delgado, y 9 sobre la intendenta de Montevideo, la izquierdista Carolina Cosse.
Sin que aún haya oficializado su candidatura a las elecciones de 2024, a nadie escapa que es uno de los nombres más destacados dentro del Frente Amplio (FA), coalición de izquierda que gobernó el país entre 2005 y 2020, con dos mandatos de Tabaré Vázquez y uno de Mujica, precisamente el hombre que lo tiene como ahijado político.
Pese a su retirada del Senado en 2020, al tiempo que su oponente político y también expresidente Julio María Sanguinetti, Mujica sigue muy presente en la vida política del FA, hoy principal fuerza de oposición nacional, y no se ha cansado de bendecir públicamente a Orsi como ‘su’ candidato para las elecciones de 2024.
“Lo tomo como un privilegio, como un orgullo que alguien como Pepe me identifique, no más que eso ni menos que eso, por favor; es un honor”, indica Orsi, aunque reconoce que eso no asegura un triunfo, pues “la ciudadanía piensa con cabeza propia y decide en base a convicción”.
El político, que pertenece al mismo sector que Mujica, el Movimiento de Participación Popular (MPP), el más votado dentro del FA, valora como “única” la figura del exguerrillero que llegó a presidir Uruguay entre 2010 y 2015.
“Alguien que haya trascendido fronteras (desde Uruguay) como Pepe no conozco. Tiene que ver con algunas posturas y con una actitud ante la vida que lo ubica en un lugar muy diferente a la clase política normal”, explica.
Amante de la lectura y el cine y de jugar con sus mellizos cuando tiene tiempo libre, Orsi confiesa la herencia de Mujica en su “vocación” por el diálogo con rivales políticos, aunque establece líneas rojas como “los derechos humanos o el estado benefactor”.
Y, al ser consultado sobre si querría ser el político que devuelva la izquierda al poder en Uruguay, concluye: “Si alguien te dice que no y es político de izquierda, desconfía. Sí, claro, es divino , Sería un orgullo, un honor”.