¿Qué onda, compas? Agárrense que esta noticia está que arde más que taco de habanero en lunes de cruda. Resulta que David Pecker, el que era jefazo de un tabloide de esos que ni tu tía chismosa podría superar, soltó la sopa en pleno juicio contra el Donald. Sí, ese mismo, el Trumpetilla, en la Gran Manzana.
Este cuate Pecker confesó que le dio un empujoncito al Trump durante su campaña en 2016, comprando historias picosas sobre él y metiéndolas en el congelador. O sea, el man pagó una lana—150,000 verdes—a una modelo y otros 30,000 a un don nadie que decía tener el chisme bomba de un hijo secreto de Trump. Todo para que el Donald luciera como la blanca paloma en la carrera a la Casa Blanca.
Pero eso no es todo, amigos. Pecker también se dedicaba a echar tierra a los contrincantes de Trump, desde Marco Rubio hasta Ted Cruz, sin dejar de lado a la Hillary, que según él la pintaban como la ‘facilitadora’ de las andanzas de su esposo Bill. Vaya que este Pecker es todo un artista del chisme, ¡un verdadero Picasso de los tabloides!
Y como si fuera poco, parece que esta movida fue parte de una “estructura criminal” para darle al Trump un caminito de rosas hacia el poder, mientras los demás se partían el lomo en la campaña. El mismo Trump estaba ahí en el juzgado, seguramente pensando en su próximo tweet explosivo o en qué taco se iba a cenar, mientras su ex-asesor Bannon, ese que ya lo sentaron en el banquillo antes, también apareció por arte de magia en la charla.
Así que ahí lo tienen, raza. Cuando piensen en correr para presidente, ya saben a quién llamar. ¡A Pecker y su equipo de lavado de imagen al estilo Hollywood!