¡Agárrate que te cuento! La situación en Gaza está que arde más que la sartén de mi abuela un domingo de fritanga. Resulta que más de medio millón de palestinos han tenido que salir pitando de sus casas por culpa de un lío bien gordo que se ha montado con las movidas militares en el sur y el norte de Gaza.
La ONU ha soltado la bomba y ha dicho que unos 450.000 palestinos se han tenido que pirar de Rafah, en el sur de la Franja, en solo una semanita. ¡Tela! Allí vivían unos 1,3 millones de personas, pero se ve que a los de arriba no les gustaba la convivencia y han decidido desalojar la fiesta por completo.
Y eso no es todo, en el norte también se han liado a tiros y bombazos. Las fuerzas israelíes se las están viendo con los insurgentes en esa zona. ¡Menudo cachondeo! Y dicen que el ejército israelí ha mandado evacuar a unas 100.000 personas en un plis plas. ¡Qué locura!
Para rematar la faena, los palestinos han palmado unos cuantos en estos fuegos cruzados. Según cuentan, al menos 12 han perdido la vida, y eso que las noches no están para muchos paseítos. Han dicho que incluso una caravana de la poli de Hamás ha hecho kaput, llevándose por delante a cuatro agentes.
Y para más inri, la cosa está que arde también en cuanto a comida. ¡Ni en las peores fiestas se quedan sin aperitivos! Pero aquí, en la última semana, ni rastro de comida por los pasos fronterizos del sur. ¡1,1 millones de palestinos al borde del desfallecimiento! ¡Es que ni los vampiros chupan tanta sangre!
Y hablando de números, esto viene desde octubre cuando Hamás decidió dar el primer golpe a Israel. Pero vamos, que la cosa se ha desmadrado con siete meses de bombardeos y operaciones terrestres. Más de 35.000 personas han palmado, sobre todo mujeres y niños. ¡Un auténtico desastre!
Y no te creas que aquí acaba la fiesta. ¡No, no! Que resulta que Human Rights Watch ha soltado una bomba. Dice que Israel ha atacado a saco a trabajadores humanitarios y sus caravanas, ¡matando a 15 personas! Incluidos dos chavales. ¡Qué fuerte!
Pero eso no es todo, la ONU también ha tenido sus bajas. ¡Han matado a uno de sus trabajadores internacionales! Y otro ha acabado en el hospital. Menudo par de cebollas. Y aunque todavía no han señalado con el dedo a los responsables, está más claro que el agua que aquí algo huele a chamusquina.
Lo más flipante es que la ONU les había pasado las coordenadas para que no les liaran en un ataque y aún así, ¡zasca! ¡Les han metido un pepinazo! Pero claro, al ejército israelí no le ha dado tiempo ni para sacar la lengua. ¡Que no responden a las peticiones de información! ¡Madre mía! ¡Es que ni en el colegio con los deberes!
Y como si fuera poco, Israel se llevó un buen tirón de orejas el mes pasado cuando liquidaron a siete trabajadores de la ONG World Central Kitchen. ¡Tela marinera! Aunque después se sacaron el pañuelo y dijeron que fue un error, que ya echaron a unos cuantos de la fiesta y otros los han mandado a la sala de castigo.
Pero los de las ONGs no se quedan callados. ¡Que no pueden dar asistencia ni a sus vecinos porque Israel les pone los pies en la cabeza! ¡Y no les responden las llamadas! ¡Si es que ya ni la abuela hace caso cuando le llamo para ir a tomar café!
En resumen, Gaza es una olla exprés a punto de explotar. Palestinos huyendo, bombas cayendo y la ONU gritando. ¡Esto sí que es un reality show que nadie quiere ver!
