Vladímir Putin está que trina. Y no es para menos, porque los ucranianos se le metieron a la fiesta sin invitación y se adueñaron de varias partes de su territorio. ¡Qué locura, no! Según dicen, ya controlan decenas de pueblos rusos, y no solo un par de casitas, no, ¡grandes extensiones de terreno también! Esto pasó después de que los muchachos de Kyiv decidieron dar una sorpresita cruzando la frontera. ¡Ups!
El lío se puso más serio el lunes, cuando Putin, con cara de “esto no es lo que planeé”, se reunió con sus compadres de las regiones fronterizas y los altos mandos de la seguridad, gobierno y fuerzas del orden. Vamos, que el hombre no podía creer lo que le estaban contando.
Por otro lado, el pana Zelensky, el presidente de Ucrania, confirmó que sus tropas están dándolo todo en Rusia, “empujando la guerra hacia el territorio del agresor”. Básicamente, le están diciendo a Putin: “¿Querías guerra? ¡Aquí la tienes, papá!”.
El jefe de la región de Kursk, Aleksey Smirnov, no se quedó callado y soltó la bomba de que 28 asentamientos de su zona están ahora bajo el control de los ucranianos. ¡28! Y no contentos con eso, los ucranianos avanzaron 12 kilómetros adentro del territorio ruso. Sí, leyeron bien, ¡12 kilómetros! Y lo hicieron en un tramo de 40 kilómetros de frontera, para que la cosa quedara clara.
Por si fuera poco, el capo militar ucraniano, Oleksandr Syrskyi, dijo que ya controlan unos 1.000 kilómetros cuadrados de territorio ruso. O sea, básicamente, han montado su campamento en el patio de Putin.
El avance ucraniano ha hecho que la gente de las regiones fronterizas rusas salga corriendo en estampida. Smirnov mandó evacuar a 180.000 personas, y ya 121.000 se pelaron. ¿Y quién no? Si el ambiente anda caliente por esos lados.
Y hablando de calor, Vyacheslav Gladkov, el gobernador de la región de Belgorod, dijo que la gente de Krasnoyaruzhsky estaba siendo movida a lugares más seguros. El tipo trató de sonar tranquilo, pero se le notaba la preocupación cuando soltó que había “actividades enemigas” en su territorio. Como si el enemigo estuviera de picnic.
El asunto es que esta incursión, que ya tiene dos regiones rusas en jaque, ha puesto a todos con los pelos de punta. Antes, los ucranianos solo lanzaban drones y misiles como quien lanza piedras al vecino que le cae mal. Pero ahora, ¡bam!, se metieron con todo. Esto es un antes y un después en el conflicto.
La cosa está tan seria que el famoso blog militar ruso, Rybar, dice que los ucranianos no se achican. Es más, están buscando crear tensión por todos lados y ver si pueden aislar a Belgorod del norte. O sea, quieren armar un berenjenal bien grande.
Y por si fuera poco, hay un video rulando en las redes donde se ven a unos soldados ucranianos posando con su bandera fuera de un club rural en Poroz, que está en Belgorod, a nada de la frontera. ¡Qué manera de echarle sal a la herida!
Dicen que el ataque transfronterizo podría ser una táctica para desviar la atención de los rusos, que han estado avanzando lentamente en el este de Ucrania. Vamos, que los ucranianos han encontrado la manera perfecta de subirle la moral a sus tropas y a su gente.
Mientras tanto, en Moscú, están haciendo todo lo posible por contener el ataque, pero sin armar un show de más. Han declarado una operación antiterrorista en las tres regiones fronterizas, pero no se atreven a decir que esto es una guerra oficial. Porque claro, eso podría poner a la gente a protestar, y ya sabemos cómo le gusta a Putin tener a todos calladitos.
Los gringos del Instituto para el Estudio de la Guerra (ISW) creen que el Kremlin está minimizando el asalto para evitar que cunda el pánico y se arme una revolución interna. Porque una cosa es jugar a la guerra, y otra muy distinta es que te toquen la puerta de tu casa.
