Pues sí, chavos, agarren asiento porque la cosa está que arde. El compadre AMLO no se anda con chiquitas y en su última asamblea de chismes matutinos soltó el bombazo: todos los carnalitos de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (o Celac, para los cuates) están echándole porras a México en su telenovela con Ecuador. ¿Y por qué tanto relajo? Pues porque la poli ecuatoriana se metió hasta la cocina, o sea, a la Embajada de México en Quito, para llevarse al ex-vicepresidente Jorge Glas, acusado de meter la mano en la lata.
El martes, en un cónclave que armó la presidenta de Honduras, Xiomara Castro (sí, la misma que se rifó organizando el mitote), los big bros de Latinoamérica, incluyendo a los pesados de Venezuela y Bolivia, pusieron el grito en el cielo. Nicolás Maduro, que no se anda con rodeos, cerró sus embajadas y consulados en Ecuador más rápido de lo que canta un gallo, y Luis Arce, el mandamás boliviano, también levantó la mano para unirse a la demanda mexicana en la Corte Internacional de Justicia. ¡Eso sí es tener compas!
Y no es solo puro bla bla, porque la Xiomara también le dijo a AMLO que se sumaba al barco y que sus diplomáticos en Ecuador ya estaban haciendo maletas. Y mientras todos apoyan a México, el presidente de Ecuador, Daniel Noboa, que ni se asomó por la cumbre, parece que quiere suavizar las cosas invitando a AMLO a comer unos taquitos y ceviche. Pero para AMLO, esto no es cosa de ponerse a echar relajo y tragos, es un asunto serio.
La situación está que quema porque un tribunal de Ecuador dijo que eso de agarrar a Glas en la embajada fue ilegal. Aunque el hombre sigue tras las rejas por otros asuntillos de corrupción, el gobierno de México ya le pidió ayuda hasta a la ONU para que le pongan un estate quieto a Ecuador.
Así que ya lo saben, mi raza, la banda de la Celac está toda unida, y este episodio de la vecindad latinoamericana está que se desborda. Estén al pendiente, porque este desmadre internacional promete más capítulos.
