Las autoridades israelíes, que se enfrentan al porcentaje de casos por millón de habitantes más elevado a nivel mundial, aplican un confinamiento nocturno en unas 40 localidades mientras Hamas también aplica cierres en Palestina.
El significativo rebrote del coronavirus ha contribuido a sofocar las llamas de la última escalada entre el ejército israelí, y el grupo islamista Hamas pero ha obligado a tomar medidas restrictivas en una zona que hace escasos meses creía haber superado la pandemia.
El pasado 26 de mayo el primer ministro israelí Benjamín Netanyahu se presentó ante las cámaras para anunciar la exitosa contención del Covid-19 y alentando a los ciudadanos a salir, con las oportunas limitaciones, a la calle y “pasarlo bien” en una apertura de la economía que era necesaria pero acabó siendo demasiado veloz y amplia. Tres meses y dos semanas después, Israel padece una intensa segunda ola de virus.
Este lunes se batió un record diario con 3.425 nuevos casos de un total de 40.000 pruebas efectuadas en un país que desde marzo ha enterrado a 1.031 personas por el virus mientras el número de enfermos graves ascendía a 467.
El porcentaje de casos de Covid-19 por un millón de habitantes en Israel es el más elevado del mundo, lo que ha llevado al Gobierno aplicar a partir de este martes un cierre nocturno (desde las 19.00h a las 5 de la mañana) en 40 localidades. En gran parte de estas ciudades, hay mayoría de habitantes pertenecientes a los dos sectores con mayor contagio en Israel: árabes y ultraortodoxos.
En la lista del confinamiento parcial vigente hasta el próximo martes y destinado a evitar aglomeraciones especialmente bodas, figuran barrios de importantes ciudades como Jerusalén, Ashdod, Ashkelon y la ciudad turística Eliat, algunos alcaldes ya han mostrado su oposición a la medida.
Netanyahu y el encargado de la gestión contra el virus, el Dr. Ronni Gamzu, ya no descartan un cierre general en todo el país pese a que coincida con la inminente festividad judía del año. “Sabemos que el confinamiento total sería un daño muy grande para la economía por lo que estamos tomando medidas que nos permitan evitarlo.
Pero debemos romper cuanto antes la cadena de contagios”, afirma Ganzu que vio sorprendido y resignado cómo en las últimas semanas su programa de choque “semáforo” no arrancó debido a las dudas y desacuerdos en el Gobierno. “Hay un gran desorden en la toma de decisiones”, lamentan en el entorno de Gamzu, aunque descartan que vaya dimitir de su cargo.