Estados Unidos se dirige al borde de un desastre económico autoimpuesto, ya que la Cámara de Representantes, liderada por los republicanos, se niega a pagar la deuda del país a menos que el presidente Joe Biden acepte recortes en el gasto actual y futuro y nuevos recortes en los programas sociales.
A menos que se alcance un compromiso para aumentar la capacidad de endeudamiento del gobierno en cuestión de días, Estados Unidos podría perder su reputación de ancla estable de la economía mundial. Millones de personas podrían ver suspendidas sus prestaciones de jubilación y de veteranos una vez que el Gobierno agotara su capacidad para pagar sus deudas debido al límite de endeudamiento fijado por el Congreso.
Un impago de EE.UU. repercutiría en el mercado financiero, desencadenando probablemente una recesión que causaría graves pérdidas de empleo y destrozaría la ya frágil sensación de seguridad económica de muchas familias.
Aunque las principales víctimas de un impago serían millones de estadounidenses, la tensa política del momento significa que las carreras tanto de Biden como de McCarthy podrían depender de cómo se desarrolle su enfrentamiento en los próximos días.