Ferrari y sobre todo McLaren, son los dos equipos que han llegado a Austria con mejoras muy significativas. En el caso del SF-23 de Carlos Sainz y Charles Leclerc, un alerón delantero nuevo con un cono de la nariz rediseñado y un suelo nuevo, donde destaca la zona de la entrada de las branquias laterales, por las que entra el aire por debajo del fondo del coche y que es clave para aprovechar el efecto suelo de estos monoplazas. El 70% del sustento aerodinámico se genera en esa zona, que ya vio en Barcelona un rediseño integral de los laterales.
Sainz confía en que sea un paso complementario al que se vio en Montmeló, para convertirse en un inquilino habitual del podio a partir de este momento. “Hay un hueco muy grande entre Red Bull y nosotros. Pensar que lo vamos a cortar con una mejora es ingenuo y surrealista. Si nos podemos acercar, sí, pero si Red Bull trae una mejora pronto sucederá lo mismo.
Siempre es relativo en la F1. El paquete de Barcelona nos abre una nueva ventana de desarrollo, pero sería demasiado optimista esperar que podemos estar equilibrados con Red Bull, viendo lo competitivos que son.
No será fácil porque han acabado con cualquier oposición, pero lo intentaremos”, decía un cauto Sainz, que como el resto sólo ha tenido una hora de Libres para probar las nuevas piezas, pues luego se pasa a parque cerrado para las dos calificaciones (la que vale para el domingo y el sábado), además de las dos carreras del formato Sprint.