El otoño boreal acaba de empezar, pero no es demasiado pronto para mirar al invierno, sobre todo porque este puede ser drásticamente diferente al de los últimos años debido a El Niño.
Este invierno será el primero en varios años en sentir los efectos del fenómeno, que tiene un impacto considerable en el clima durante los meses más fríos del año.
Las primeras predicciones invernales del Centro de Predicción Climática tienen muchas de las características de los inviernos típicos de El Niño, lo que augura cambios por venir.
No hay dos inviernos de El Niño iguales, pero muchos tienen en común las tendencias de temperatura y precipitaciones.
Dado que la corriente en chorro es esencialmente un río de aire por el que fluyen las tormentas, estas pueden desplazarse por el sur con mayor frecuencia durante un invierno de El Niño. Más tormentas significan más lluvias, normalmente desde las llanuras del sur hacia el sureste. Esto podría ser crucial para estados como Texas, Louisiana y Mississippi, asolados por la sequía.
La combinación de un clima más frío y precipitaciones más frecuentes también puede aumentar las posibilidades de que caigan precipitaciones invernales como lluvia helada, aguanieve y nieve en el sur.
El invierno 2009-2010 fue el último con un fenómeno de El Niño de la misma intensidad prevista para este año. Fue bastante frío en el sur y centro de EE.UU. y muy húmedo y nevado en la costa este, según datos de la NOAA. La temporada se caracterizó por las múltiples ventiscas que azotaron el noreste en rápida sucesión.