Todos los años, entre los meses de octubre y marzo en los países templados se activa el Virus Respiratorio Sincitial, (VRS) causante de la bronquiolitis, un microorganismo altamente contagioso a través de las vías respiratorias que se propaga por contacto directo o por las gotitas que desprendemos al hablar, estornudar o toser, como también como se contagia el virus SARS-CoV-2.
Su puerta de entrada son tanto la mucosa nasal y oral como conjuntiva ocular, pero no son iguales los efectos de ambos virus en bebés y niños pequeños, sobre todo en aquellos de riesgo, prematuridad y enfermedades congénitas, como las cardiopatías, hipertensión pulmonar, neumopatìas; más en bebés con displasia broncopulmonar o inmunopatias.
“Hasta el momento, las infecciones por coronavirus no han provocado daños reseñables en los recién nacidos como los que si se diagnostican y tratan en los afectados de bronquiolitis o neumonías debidas al virus respiratorio sincitial en las edades posteriores de la vida”, señala el Dr. Manuel Sánchez Luna, neonatólogo especializado en dichas enfermedades.
En la transmisión del VRS es determinante la contaminación de las manos y objetos que han estado en contacto con las secreciones (chupetes, biberones, juguetes, etc.). De hecho, el virus persiste en las manos al menos media hora y varias horas, aproximadamente siete en las superficies de los objetos.
Es muy importante, por tanto, que las personas del entorno familiar mantengan las medidas de higiene lavado de manos y el uso de mascarillas, además, gafas de protección, guantes y batas cuando sean los profesionales sanitarios quienes les atiendan en los centros hospitalarios.
Aun así, le VRS, es muy vulnerable y se destruye por la congelación derivada de las variaciones del pH sanguíneo- acidosis y alcalosis- y de temperatura corporal.
El virus respiratorio sinticial, del género Pneumovirus, que provoca infecciones localizadas en las vías respiratorias, pertenece a la familia de patógenos Paramyxoviridae, como el sarampión y la parotiditis; dos enfermedades que generan infecciones generalizadas en el cuerpo humano.
Afecta a todo el mundo, en países desarrollados económicamente o no. En niños mayores y adultos la infección puede ser asintomática o manifestarse como un resfriado común, a diferencia de la gravedad que puede generar en pacientes inmunodeprimidos de cualquier edad.
El VRS se aprovecha, especialmente de la fragilidad física de los bebés y niños menores de dos años, y siempre genera una epidemia estacional en la infancia para la que tampoco se dispone de vacuna.
El riesgo de la enfermedad grave se focaliza en lo que conocemos como grupos de riesgo, entre ellos destacan los recién nacidos prematuros, muy especialmente los más inmaduros, pero todos los nacidos antes de la semana 35 representan un grupo de pacientes con posibilidad de tener una enfermedad respiratoria grave, con secuelas a medio y largo plazo.