¡Agárrate que vienen curvas! El Real Madrid ha dejado boquiabiertos a propios y extraños con una remontada de infarto contra el Bayern en las semifinales de la Champions League. La noche estaba más tensa que cuerda de guitarra, pero Joselu salió del banquillo como un toro bravo y marcó un doblete que ha puesto a la afición en éxtasis.
Todo empezó con Alphonso Davies, que sacó un misil desde su diestra y abrió el marcador como quien abre un regalo en Navidad. El chaval dio el primer mordisco y se creyó el rey del mambo, pero ¡cuidado que esto es el Bernabéu y aquí los merengues no se arrugan fácilmente!
Vinicius estaba más eléctrico que un poste en un día de tormenta, pero Manuel Neuer se creía el amo y señor del arco. ¡Qué manera de parar, Neuer! Parecía tener pegamento en los guantes, porque todo lo que le lanzaban lo atrapaba como si fuera una mosca en la sopa.
El primer tiempo fue como una montaña rusa, con emociones para todos los gustos. Gnabry, el destacado del Bayern, tuvo que abandonar el campo más rápido que Usain Bolt en los 100 metros. ¡Se ve que la suerte no estaba de su lado!
Pero ojo al dato, que esto es Champions y aquí no hay tregua. Blancos y bávaros estaban como perros y gatos peleándose por un hueso. Los merengues salieron vivos del Allianz Arena en la ida, pero en casa querían hacer historia.
El Bayern, con sus aires de grandeza, quería repetir la hazaña de la temporada 2011-12, cuando nos dieron un susto de muerte en nuestra propia casa. ¡Pero no esta vez, amigos! El Santiago Bernabéu ha sido testigo de una noche para el recuerdo, con Joselu como héroe inesperado. ¡Vamos Real, que la Decimocuarta está más cerca que nunca!