Dos grandes amenazas a la reelección del presidente Joe Biden —los problemas legales de su hijo Hunter y la percepción generalizada de que el hombre de 80 años es demasiado mayor para la reelección— le están causando un gran dolor esta semana.
Hunter Biden fue acusado formalmente de cargos federales por posesión de armas en Delaware, acusado de mentir sobre su abuso de drogas en el pasado y de violar una ley de armas cuando compró una pistola en 2018, antes de la campaña presidencial de su padre. Posteriormente, Hallie Biden, la esposa del difunto hermano de Hunter, Beau, abandonó el arma detrás de una tienda de comestibles. Hallie y Hunter estaban teniendo una aventura en ese momento.
Ese triste y sórdido drama familiar de adicción podría llevar al hijo del presidente a prisión, aunque investigaciones separadas sobre evasión fiscal y negocios en el extranjero aún no han llevado a cargos por parte del fiscal estadounidense de Delaware, David Weiss, quien fue designado a principios de este año como fiscal especial para garantizar la independencia del Departamento de Justicia.
Es posible que el juicio político nunca se produzca y que los años de investigación no hayan expuesto ninguna irregularidad por parte del presidente Biden, pero la investigación sin duda mantendrá a Hunter Biden en la mente de los votantes que se pregunten por qué el presidente permitiría que su familia funcione así.