¡Ándale, que se armó la gorda! Resulta que el lunes, el tío Biden se puso como agua para chocolate y lanzó una de sus típicas pataletas presidenciales contra la Corte Penal Internacional (CPI). ¿Por qué? Porque esos muchachitos de la CPI se pusieron audaces y decidieron que iban a soltar órdenes de arresto contra algunos peces gordos: nada menos que altos mandamases israelíes y los capos de Hamás. Sí, señores, ¡les pusieron en la misma bolsa!
El chisme empezó cuando el fiscal de la CPI, Karim Khan, se sentó a echar el chal con Christiane Amanpour de CNN y soltó la bomba: “Vamos por Netanyahu, el primer ministro de Israel, y Yahya Sinwar, el mero mero de Hamás. Y no solo eso, también le traemos ganas a Yoav Gallant, el ministro de defensa israelí, y a otros líderes de Hamás”. ¿La razón? Pues dicen que estos compas tienen las manos manchadas de sangre por los trancasos del 7 de octubre y la carnicería que vino después, con miles de palestinos muertos.
Ni tardo ni perezoso, Biden salió con un comunicado en el que casi escupe el café. “¡Escandaloso!” fue la palabra del día. “Que quede clarito,” dijo el buen Joe, “no hay forma de comparar a Israel con Hamás. Ni aquí ni en Marte.”
Y es que esto le cayó a Biden como anillo al dedo para reiterar su amor eterno por Israel, justo cuando las cosas andaban medio tensas entre él y Netanyahu. Hace poco, Biden le anduvo jalando las orejas a Bibi, diciéndole que se calmara con eso de invadir Rafah en el sur de Gaza. Hasta llamadas telefónicas llenas de francos y duros “¡bájale de huevos!” hubo entre los dos líderes.
Pero ojo, que esta no es cualquier orden de arresto. ¡Es la primera vez que la CPI se avienta contra el jefe de un aliado importante de EE.UU.! A Netanyahu lo están poniendo en la misma liga que Vladimir Putin y el finado Moammar Gadhafi. Nada más y nada menos.
El compadre Khan no se dejó amedrentar por las críticas. “Aquí nadie está por encima de la ley,” le dijo a Amanpour. Y aunque ni EE.UU. ni Israel son parte de la CPI, si estos arrestos se aprueban, va a estar difícil que Netanyahu o Gallant pongan un pie en cualquiera de los 124 países que sí son parte, como Reino Unido o Alemania. ¡Sería como jugar a las escondidas nivel pro!
El anuncio de la CPI hizo que muchos pegaran el grito en el cielo. Los amigos de EE.UU., como Gran Bretaña, dijeron que esto más bien mete más leña al fuego en vez de ayudar. El secretario de Estado, Antony Blinken, se sumó al coro, diciendo que esta movida “podría arruinar” los esfuerzos para un alto al fuego y liberar rehenes.
Los compas de Biden también se cuestionaron si la CPI tenía vela en este entierro. Mike Johnson, el mero mero de la Cámara de Representantes, dijo que los esfuerzos de la CPI eran “pura paja” y amenazó con sanciones. Mientras tanto, John Kirby del Consejo de Seguridad Nacional dijo que van a seguir en contacto con el Congreso, pero no prometió nada sobre apoyar sanciones.
De este lado del charco, Bernie Sanders, el tío Bernie, salió con que apoyaba a la CPI. Y aunque Bernie es judío y su visión sobre Israel a veces choca con la de Biden, dijo que la CPI estaba en lo correcto.
Así que ya saben, amiguitos, el drama está servido y apenas empieza. Biden está entre la espada y la pared, tratando de apoyar la caza de brujas contra Rusia mientras se rasca la cabeza con la CPI queriendo agarrar a sus cuates israelíes. ¡Sigan sintonizados para más episodios de esta telenovela internacional!
