Mijita, lo que pasó en Cuba no fue un chisme, fue un bochorno nacional en HD y Dolby Surround. La ahora exministra de Trabajo, Marta Elena Feitó, se lanzó en plena Asamblea con una joyita que hizo que hasta las piedras en el Malecón se indignaran: “En Cuba no hay mendigos, hay gente disfrazada de mendigos”. ¡Así como lo oyes, mi ciela! Básicamente dijo que todos los viejitos pidiendo limosna o buscando entre la basura estaban actuando, que eran como extras de una película de zombis con hambre. ¡Ni Netflix se atreve a tanto!
Pero la gente no se quedó callada, ¡ardió Troya en versión caribeña! En solo 48 horas, Twitter (bueno, X ahora, pero tú sabes) estaba que botaba fuego, las redes sociales llenas de videos, memes, denuncias, carteles improvisados y hasta recogida de firmas pa’ echar a la ministra por bocona. Y como si no fuera suficiente, Díaz-Canel y Marrero –los jefes del combo en el Gobierno– le sacaron el cuerpo en público y dijeron que sí, que hay problemas serios y vulnerabilidad por donde mires. ¡El pueblo le ganó una al sistema, papá!
El Gobierno, que normalmente no afloja ni cuando le cae un huracán, aceptó su renuncia. Pero no usaron el clásico “liberación de responsabilidades” que suena a disfraz elegante pa’ botarte: esta vez dijeron “renuncia” como quien dice “la regaste feo, tía, y ahora págala”. Lo heavy de todo esto es que es la primera vez en décadas que tumban a un alto cargo por presión del pueblo, sin fuegos artificiales, sin protestas a gran escala, solo con rabia digital y dignidad callejera. ¡Toma tu civismo 2.0!
La tipa estaba en el cargo desde 2019, era ingeniera, master, comunista con carnet y toda la cosa, pero con cero conexión con la realidad. Mientras ella decía que los mendigos eran actores callejeros, las estadísticas oficiales (sí, ¡las que ella misma dio el año pasado!) decían que hay miles de personas sin casa ni dónde caer muertas. La mayoría, viejitos solos, abandonados, sobreviviendo con pensiones que no alcanzan ni pa’ comprar un pan con croqueta.
Encima dijo que los que limpian parabrisas en los semáforos están buscando “una vida fácil”. ¡Ajá! Porque nada dice “vida fácil” como chuparse el sol habanero y esquivar patrullas por limpiar cristales a cambio de 5 pesos. La indignación fue tan masiva, que hasta el presidente se vio obligado a admitir que las cosas están feas y que “la revolución no puede dejar a nadie atrás”. Hermano, la revolución ya no es que dejó a la gente atrás, es que los abandonó en el camino y les quitó hasta los zapatos.
Mientras tanto, la economía en la isla sigue en picada, sin médicos, sin maestros, sin comida y con más de 2 millones de cubanos largándose del país desde 2022. El castrismo está más desconectado que un VHS en pleno 2025. El economista Carmelo Mesa-Lago lo dijo clarito: esto es una tragedia con todas sus letras. Y lo de la ministra fue solo el síntoma de un sistema que hace rato perdió el sentido común, la vergüenza y el contacto con la calle.
