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Las mareantes cifras del primer año del LIV Golf: ocho torneos y 1.500 millones.

Ocho torneos y más de 1.500 millones de dólares después, el circuito LIV Golf está teniendo algunas dificultades.

La iniciativa financiada con dinero público saudí, aquella que fragmentó el golf para siempre, ha acabado su primera temporada, la más difícil, la más polémica. Dustin Johnson y su 4ACES (Patrick Reed, Talor Gooch y Pat Perez) finalizaban el domingo su año más lucrativo ganando la final por equipos y embolsándose la histórica cifra de 16 millones de dólares. De hecho, Johnson ha sido el golfista que más ha ganado durante el primer año, con 35.637.767 millones de dólares solo en premios, sin contar los cerca de 100 millones del contrato que le vincula al certamen saudí.

Los adelantos a los jugadores, los premios de los torneos, el patrocinio de las International Series del Asian Tour, la infraestructura de los ocho torneos celebrados, la producción de televisión, la enorme campaña de publicidad, los gastos de los jugadores, caddies y familias (traslados, hotel y comidas en cada torneo), la gigantesca estructura, el pago a los campos sede del LIV, el caché de los artistas en cada uno de los conciertos que se han celebrado tras las jornadas… Con todo, la factura del nuevo LIV Golf ha ascendido en solo un año a más de 1.500 millones de dólares con un retorno económico nulo. Pese a ello, el billetero saudí es inagotable y el golf es esencial dentro del programa Visión 2030, trazado por Mohammed Bin Salman, príncipe heredero, cuyo objetivo es abrir Arabia Saudí al mundo y frenar su dependencia económica del petróleo.

Pero el dinero no es lo único importante y el LIV Golf sigue tratando de solucionar varios problemas claves en su ambicioso plan de desarrollo. Son fundamentalmente tres. El primero: la ausencia de puntos para el ranking mundial en sus torneos, que lleva a que Dustin Johnson haya caído del 16 al 31 del mundo y Sergio García, por poner otro ejemplo, del 46 al 90, cosa que complica sobremanera su presencia en los Grand Slam. El segundo: las calabazas recibidas por algunos golfistas importantes, que se mantienen fieles al PGA Tour. Es el caso de Tiger Woods, que tuvo sobre la mesa una oferta saudí cercana a los 800 millones de dólares, pero también de Jon Rahm o Rory McIlroy. Y el tercero: la televisión. Este año las ocho pruebas se han emitido en abierto por Youtube y las pobres audiencias a través de esta plataforma no han sido la mejor publicidad para el circuito.

De momento, el LIV trabaja en un borrador de calendario para 2023 que le llevará a celebrar 14 torneos en todo el mundo entre febrero y septiembre, nueve de los cuales se disputarán en Estados Unidos y cinco en otros lugares del mundo: Reino Unido (Londres), Arabia Saudí, España (Valderrama), Malasia y México.

El tiempo dará la razón si es necesario invertir en el deporte que para muchos es uno de los mas importantes del mundo.

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Soy un seguidor del fútbol y otras disciplinas, escribo acerca de deportes porque me fascina y motiva hacer lo que me gusta, además intento que los lectores disfruten cada uno de mis artículos.

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