¡A ver, raza! Échenle ojo a el IMSS, ese lugar donde uno entra sano y sale peor, volvió a dar de qué hablar. Resulta que el Tribunal Colegiado les dio un “estate quieto” a los del Seguro Social de Jalisco, porque la regaron feo con una niña y ahora les toca dar un buen de dinero a ella y su mamá.
Todo empezó cuando la mamá de la niña demandó al Hospital Regional No. 46 porque, básicamente, les valió tres pepinos hacer su trubajo. Según el chisme legal, la atención fue tan chafa que le dejaron a la pobre niña con secuelas que, literal, le dieron en la torre a su salud y a su desarrollo, tanto físico como emocional. Ah, pero eso sí, los del IMSS se pusieron de divas y dijeron que ellos no tenían vela en ese entierro. Spoiler alert: sí tenían.
“¿Ambulancia? ¿Qué es eso? ¿Se come?”
Uno de los momentazos de esta novela fue cuando la mamá de la niña contó que, cuando más necesitaban una ambulancia para mover a la niña a otro hospital, los del IMSS salieron con su clásico “ahorita no, joven”. ¿El resultado? ¡Seis horas esperando! O sea, medio día tirado a la basura mientras la niña empeoraba. Ah, pero no acaba ahí: cuando por fin llegó la ambulancia, en vez de meterla a terapia intensiva como era lo lógico, la mandaron a urgencias como si estuviera esperando turno para el dentista. ¡Qué nivel de despapaye!
“Diagnóstico en modo lento: buffering eterno”
Y por si esto no fuera suficiente, los del hospital admitieron que desde el principio sospechaban que la niña tenía un problema grave en el metabolismo. ¿Y qué hicieron? Pues nada, básicamente se aventaron la estrategia de “esperar a ver qué pasa”. Jamás hicieron un diagnóstico molecular, y para cuando quisieron reaccionar, ya era demasiado tarde. Así que la familia se quedó con un problema que pudieron haber evitado desde el día uno.
“Justicia tarda, pero llega (a veces)”
El Tribunal revisó todo este desorden y dijo: “Nel, aquí hubo negligencia y bien gacha”. Los magistrados no se anduvieron con rodeos y confirmaron que el IMSS sí le hizo daño a la niña con su pésima atención. Ahora, además de la indemnización, van a tener que hacer el trámite de un índice de liquidación (o sea, calcular cuánto billete toca pagar) para compensar a la menor y a su mamá.
Moraleja, mi gente: cuando te digan que el IMSS es “de calidad”, ríanse para no llorar. Mientras tanto, esperemos que este caso sirva pa’ que le pongan más seriedad al asunto porque, de lo contrario, más familias van a seguir pagando el precio de sus metidas de pata.
